Colonización española de América: consecuencias económicas


Por Salvador Sánchez Pardo | Doctor en Ciencias Políticas | Licenciado en Derecho

Nota del autor:

Desde 2009 hasta 2021 estuve colaborando con Wikipedia. Cientos de aportaciones y miles de intervenciones en las discusiones de diversos artículos. En diciembre de 2021 me expulsan de la enciclopedia alegando que había utilizado varias cuentas y un títere. Nunca supe qué quería decir la palabra títere en la jerga de los wikipedistas. Para mí un títere es una figura o un objeto que se mueve con una mano, unos palillos o unos hilos. Punto.


Lo cierto es que ese mismo mes borraron casi todas las aportaciones que había hecho al artículo "Colonización española de América". Entonces decidí rescatar muchas de ellas y construir este con las mismas y otras mías que aparecen en otros artículos. Pero TODAS las transcripciones que he hecho de esa enciclopedia a este artículo son aportaciones que en su día hice a la misma, salvo las que proceden de la versión del 4 de octubre de 2009 (apenas nada), fecha a partir de la cual empecé a hacer aportaciones. Además, incorporo elementos nuevos que no aparecen en Wikipedia. La última versión completa del artículo "Colonización española de América- Wikipedia", y de la que he hecho las transcripciones, es de fecha 18 de noviembre de 2021. A partir de ahí, empezaron a mutilarlo hasta dejarlo irreconocible. El enlace a esta versión del artículo de Wikipedia es el siguiente;

https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Colonizaci%C3%B3n_espa%C3%B1ola_de_Am%C3%A9rica&diff=139811202&oldid=139810784

Los españoles llevaron a América:

  • El trigo, la vid, los olivos [1], la cebada [2];
  • Algunas leguminosas: (garbanzos, lentejas, habas);
  • El arroz, las almendras, el ajo, la cebolla, la ciruela pasa y otras variedades de frutos secos; mora, frambuesa.
  • El ganado bovino y el ganado ovino-caprino; y, con ello, los productos lácteos;
  • El caballo, el asno, el mulo; y con ellos, la guarnicionería; el cerdo; los gallos y gallinas;
  • La naranja, el limón, la manzana, la pera, el melocotón y el higo; [3]
  • El plátano o banano, llevado en 1516 de Gran Canaria a Santo Domingo por el religioso Fray Tomás de Berlanga; [4] el melón
  • La caña de azúcar; remolacha, granadas, membrillos;
  • El lino, el cáñamo, el sebo, el alquitrán;
  • Productos de huerta: Rábanos, lechuga, zanahorias, acelgas, coles...;
  • Plantas aromáticas: albahaca, azafrán, cilantro, eneldo, estragón, hierbabuena, laurel, lavanda, orégano, perejil, romero, tomillo, y otras hierbas y arbustos aromáticos;
  • La poda y el injerto, como técnicas para mejorar el rendimiento de árboles frutales, olivos, vides, coníferas, etc. [5]
  • Aperos de labranza como el trillo, las horcas, palas, azadas, hoces, guadañas, cribas, escardillas, etcétera;
  • El arado, para sembrar, desconocido en las sociedades precolombinas y que contribuyó, de manera decisiva, a la transformación de la agricultura americana; [5 Bis]
  • La rueda como elemento de trabajo y transporte, pues algunas culturas americanas ya hacían uso de ellas en juguetes y, probablemente, en otras áreas técnicas que se han perdido. ​ No obstante, arqueólogos como Stanley Boggs eran escépticos ante esos juguetes hallados por aficionados, sin ninguna garantía arqueológica. "Los indígenas quedaron muy impresionados por dos artilugios occidentales que traían los españoles: el carro con ruedas y la polea. (...) Aunque los mexicas tenían tornos de alfarería, no se les había ocurrido usar la rueda como medio para facilitar el transporte." Pág. 572 de El Imperio Español. De Colón a Magallanes, de Hugh Thomas;
  • La polea;
  • Las grúas, inventadas por los griegos, mejoradas por los romanos (los polyspastos) y perfeccionadas durante la Edad Media, fueron utilizadas por los españoles desde el principio de la colonización para la construcción de sus obras de ingeniería y arquitectura;
  • La noria, para regar y moler;
  • El hierro: las sociedades indígenas precolombinas desconocían la metalurgia del hierro; ​ sin embargo, antes del descubrimiento de América, en Castilla (y en el resto de Europa), la rejería tanto civil como religiosa había elevado el tratamiento del hierro a la categoría de arte, con toda clase de diseños y filigranas; productos de hierro como candados, cerraduras para puertas, bisagras, tornillos, hachas, etcétera, fueron llevados por los españoles a América en sus primeros viajes;


[1] El primer cargamento de aceite de oliva que llegó a América fue llevado por Hernando Colón, hijo del descubridor, desde su finca «Hacienda Guzmán», cerca de Sevilla, hoy perteneciente a la familia Guillén

[2] En 1542, con autorización de Carlos V y a iniciativa del conquistador Alonso de Herrera, se instaló la primera fábrica de cerveza de América en la hacienda "El Portal", ubicada en las faldas del Iztaccíhuatl, Nueva España (Sebastín Vert, "El mundo de la Cerveza", México, Selector, 2002, página 15)

[3] Janet Long (1996), Conquista y comida: consecuencias del encuentro de dos mundos, México.

 

[4] García Álvarez, Alejandro (2001). «Santo, seña y ruta histórica del plátano hasta Cuba» (pdf). Revista de Indias 61 (221).


[5] Laura María Iglesias Gómez “La transferencia de tecnología agronómica de España a América de 1492 a 1598”, Tesis Doctoral leída en la Universidad Politécnica de Madrid en 1.999 y publicada en 2.007 por el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio de España, 
ISBN 978-84-96113-12-1 Depósito Legal: M. 10.640-2008 Impresión: Gráficas 4, S.A. Páginas 252-253.


[5 Bis] "La tierra se horadaba con un palo tostado llamado teca en chibcha, coa en las Antillas, huictli en náhuatl, madero largo, duro y puntiagudo empleado para remover la tierra en faenas agrícolas. En las serranías andinas la tierra se preparaba con un palo de sembrar que se apoyaba con el pie, denominado taclla, y con una especie de azada llamada lampa." "La Alimentación Prehispánica", Luis Perea, Pág. 84, PDF.

  • La metalurgia de Toledo: las espadas toledanas, forjadas con el acero toledano. Además de otras armas blancas, armaduras, sierras y demás herramientas y artilugios;
  • La cerámica de Valenciaazulejosvajillas, etc.;
  • Las armas de fuego, que remontan su técnica moderna a la bombardilla sueca de Loshult (circa 1350);
  • La pólvora, inventada por los chinos;
  • La seda: aunque en la América prehispánica se producía la seda de forma silvestre y los amerindios elaboraban telas y objetos con sus hilos, la sericicultura fue introducida por los españoles en Nueva España a finales del siglo XVI. En Valencia, entre los siglos XV y XVIII, se produjeron algunas de las mejores telas de seda de Europa. La Lonja de la Seda y el Colegio del Arte Mayor de la Seda son testimonios de la pujanza de la industria de la seda en esa ciudad; [6]
  • El papel, inventado en China en el siglo II a. C., fue desarrollado por el eunuco Cai Lun, consejero del emperador He de la dinastía Han Oriental, en el siglo II a. C. e introducido en la península ibérica en el siglo x;
  • La imprenta moderna, inventada por el alemán Johannes Gutenberg en 1453, fue llevada por los españoles a América ya en la primera mitad del siglo XVI; en 1541, dos años después de que, por iniciativa de fray Juan de Zumárraga, los españoles llevaran la imprenta a América, se empezó a editar la Hoja de México, germen del periodismo mexicano. [7]​ A partir de esas fechas, la edición en América de diccionarios, libros religiosos, científicos, jurídicos, etc., contribuyó a la difusión de la cultura europea en el Nuevo Mundo;
  • La lengua castellana, hablada en América por más de cuatrocientos millones de personas, según el Anuario El español en el mundo 2020 del Instituto Cervantes;
  • Escritura: la gramática de Antonio de Nebrija de 1492, la primera gramática europea desde Roma, que serviría de modelo para las de otras lenguas y marcó un hito en la maduración del castellano. En 1500 se publicó en Toledo La Celestina, en 1508 Amadís de Gaula en Zaragoza y, después, vendrían Cervantes, Calderón de la Barca, Quevedo, Lope de Vega, etc., cuyas obras llegaron a América al poco de ser publicadas en España; místicos como San Juan de la Cruz o Santa Teresa de Jesús contribuyeron a que el castellano alcanzara en esa época una de las cumbres de la historia de la literatura;

[6]  Fernando Hernández Baz, "La seda nativa: un recurso potencial para el estado de Veracruz, México", páginas 53-55. Foresta Veracruzana, año/Vol.3 núm. 002. Universidad Veracruzana, Xalapa, México

[7] «Un recorrido por la historia de la prensa en México. De sus orígenes al año 1857», de Íñigo Fernández Fernández, Universidad Panamericana, 2.010

[8]  "Salamanca y la medida del tiempo", Ana María Carabias Torres, Salamanca: ediciones Universidad de Salamanca, 2012.

[8 Bis] Al-Andalus. El Islam en España", Joan Vernet y Ramón Masats, editorial LUNWERG, 1987, ISBN: 84-85983-87-4

  • La cartografía;
  • Las técnicas de explotación mineras: además de introducir utillaje de hierro como picos, alzaprimas, cuñas y almádenas, los españoles inventaron técnicas de explotación minera como los molinos de ganga accionados por fuerza hidráulica, o el método de amalgama: la plata se extraía del mineral combinándola con mercurio y se la separaba de la amalgama por destilación del azogue [9 Bis] ;
  • Las universidades, como instrumentos de transmisión de conocimientos. Entre otros, de Derecho. Las «Siete Partidas», redactadas en el siglo XIII durante el reinado de Alfonso X, recogían el Derecho Romano y constituían la base de las relaciones jurídicas en Castilla. Su estudio llegó al nuevo continente ya en el siglo XVI cuando los españoles fundaron allí las primeras universidades de América: las de Santo Domingo, México y Lima. [9] En las colonias inglesas en Norteamérica, la primera universidad fue la Universidad de Harvard que se fundó en 1636, y la segunda la de Pensilvania en 1765 como escuela médica. Antes de que se fundara Harvard, la América hispana ya contaba con 13 universidades: en Santo Domingo (La Española, 1538), Lima (Perú, 1551), México (1551), Santiago (1558, en La Española), Bogotá (Colombia, 1580), Quito (1586), Pontificia de Lima (1608), Córdoba (Argentina, 1613), Santiago de Chile (1619), San Miguel de Chile (1621), la Pontificia (jesuita) de Bogotá (1621), la jesuita de Quito (1622) y la de Sucre (Bolivia, 1624). 
     
    A las universidades y a los distintos tipos de colegios de estudios superiores podían acudir indios. A la de México, en el siglo XVII, de hecho, acudían incluso filipinos considerados "indios japones libres vasallos de Su Majestad", como reclamaba el estudiante filipino Manuel de Santa Fe. Un estudio ("
    Los indios, el sacerdocio y la Universidad en Nueva España, siglos XVI-XVIII") cuenta 134 indios realizando estudios superiores en el siglo XVIII en México: en el seminario, en los 7 colegios universitarios de Puebla, en los 3 centros de los jesuitas en Oaxaca y en la Universidad. 
     
    Una ordenanza mexicana de 1697 ordenaba que una cuarta parte de las becas para estudiantes se dedicase a indios, hijos de caciques, "que sepan lengua mexica, otomí o mazahua". Muchos indios de familia noble (la nobleza tlaxcalteca y otras noblezas nativas se mantuvieron y respetaron hasta la independencia) estudiaban en los seminarios, no para ser sacerdotes -excepto algún caso-, pero sí para ser líderes locales y funcionarios de diverso grado en sus regiones;

[9] En el año 1.500 España ya contaba con once universidades: Universidad de Palencia (1212), Universidad de Salamanca (1230), Universidad de Valladolid (1241), Universidad de Lleida (1300), Universidad de Huesca (1359), Universidad de Zaragoza (1474), Universidad de las Islas Baleares (1483), Universidad de Sigüenza (1489), Universidad de Alcalá (1499), Universidad de Valencia (1500)

[9 Bis] "La primera globalización: metales preciosos, animales y plantas", por Francisco Javier Puerto Sarmiento (PDF)

  • Conocimientos de aritmética, geometría, astronomía y música (el "quadrivium"), que se enseñaban en las universidades hispánicas desde el siglo XIV;
  • El sistema financiero: el dinero, la banca, la letra de cambio, las sociedades mercantiles, etc.
  • Troqueles, prensas y demás utensilios para acuñar monedas. En 1535 los españoles fundaron la Casa de Moneda de México, la primera "casa de la moneda" de América. ​ En 1565 fundaron la Casa de Moneda de Lima y en 1572 la Casa de Moneda de Potosí; ​
  • Conocimientos de economía: en el siglo XVI, la Escuela de Salamanca estaba en la primera fila de estos estudios: "Fueron los tratadistas de la Escuela de Salamanca los que, antes que el francés Jean Bodin, vieron la relación entre la abundancia de moneda, su depreciación y la correlativa carestía de los productos y servicios (...)." [10]​. Por su parte, Joseph A. Schumpeter, en su clásica obra "Historia del análisis económico", se refiere a «El muy alto nivel de la economía española en el siglo XVI (...)».[11]​ Autores como Luis Ortiz («Memorial al Rey para que no salgan los dineros de estos reinos de España», 1558), Saravia de la Calle, elaborando una teoría de los precios, Martín de Azpilicueta, que ofrece una teoría cuantitativa del dinero, Tomás de Mercado, exponiendo una muy moderna interpretación del cambio internacional... son algunos de los nombres que sentaron las bases de la economía no solo en España, sino también en Europa. ​ [12]​ [13]​ [14]
  • Los conocimientos de medicina: antes de descubrimiento de América, desde el siglo XIII, ya había una cátedra de medicina en Salamanca. Por aquellas fechas, su titular, Gabriel Álvarez Abarca era, además, médico de los Reyes Católicos;
  • Los conocimientos de farmacia: en la península se investigaba y desarrollaba la farmacia en la célebres «boticas». Para estar al frente de una farmacia, era necesario tener el título de Maestro Boticario, al que se accedía mediante un riguroso examen. Carlos I y Felipe II regularon, de manera específica, la actividad de boticas y boticarios en América con distintas disposiciones hasta que, en 1628, se estableció el llamado Protomedicato, que controlaba a través de una Junta el acceso a la profesión de boticario con exámenes realizados por miembros de la Universidad y concretaba cómo debía funcionar una botica;

[10]  Antonio Domínguez Ortiz, "El Antiguo Régimen: Los Reyes Católicos y los Austrias", pág. 252, Alianza Editorial, tercera reimpresión: 2001, ISBN: 84-206-9573-4

[11]  «El muy alto nivel de la economía española del siglo XVI se debe exclusivamente a aportaciones escolásticas. Pero también podemos registrar algo que me parece un temprano «cuasi-sistema», la obra de Ortiz, que es principalmente un programa bien razonado de desarrollo industrial del tipo que iba a ser tan frecuente en el siglo XVII inglés y español.» Joseph A. Schumpeter «Historia del análisis económico», pág. 207, Ediciones Ariel, 1.971.

[12] Pablo Rodríguez Suanzes publicó en el diario «El Mundo», el 3 de enero de 2010, una crónica bajo el título «La economía nació en Salamanca» en el que afirma: "En la década de los 50 del siglo pasado, estudiosos como Joseph Schumpeter o Marjorie Grice-Hutchinson ya situaron en Salamanca la cuna de la ciencia económica moderna. Y este año profesores y empresarios de todo el mundo se han dado cita allí, en la espectacular sala capitular del Convento de San Esteban, para rendirles homenaje»

[13] Bernard Vincent y Bartolomé Bennassar: «En cambio, el pensamiento económico español del Siglo de Oro ha sido rehabilitado. Hombres como Martín de Azpilicueta, Tomás de Mercado, Martín González de Cellorigo, Sancho de Moncada y Francisco Martínez de Mata, cuyas obras fueron publicadas entre 1550 y 1660, supieron interpretar antes que sus contemporáneos franceses e ingleses (Jean Bodin, Thomas Gresham) los fenómenos de su época: el alza de los precios, las oscilaciones de los cambios, los inconvenientes de la exportación de lanas en bruto, la rapidez de circulación de la moneda y sus efectos; formularon, sin ponerles nombre, la teoría cuantitativa de la moneda y la del valor añadido.» «España. Los Siglos de Oro», página 258, Editorial Crítica, 2000, ISBN: 84-7423-971-0

[14] Juan de Mariana (1536-1624) merece mención aparte por sus incursiones en el terreno de la economía: «Tratado y discurso sobre la moneda de vellón» y «De monetae mutatione o Acerca de la alteración de la moneda». En esta última obra demuestra los graves perjuicios que la inflación inducida desde el poder causa a las clases populares. Y cómo el poder utiliza la alteración del valor intrínseco de la moneda como una forma de impuesto para esquilmar al pueblo. En todo caso, este autor es conocido por su Historia de España, reeditada en múltiples ocasiones, traducida a varios idiomas y que marcó un hito en la historiografía española

  • Hospitales: ya desde el siglo XII, el Camino de Santiago estaba jalonado de hospitales que atendían a los peregrinos y a los enfermos pobres de la localidad en la que estaban ubicados. Pero fueron los Reyes Católicos los que más impulsaron la medicina hospitalaria en todos sus dominios ibéricos. Tal vez el mejor exponente de este empeño sea el Hospital de los Reyes Católicos de Santiago de Compostela, fundado por ellos mismos en 1499, hoy convertido en el Parador Nacional de Santiago. En 1503 Isabel la Católica prescribe al gobernador Ovando que "haga en las poblaciones donde él viera que fuera más necesario casa para hospitales en que se acojan y curen los pobres, así de los cristianos como de los indios." En 1509, en la isla de La Española, ya funcionaban los hospitales de San Nicolás de Bari, de San Buenaventura y de Concepción de la Vega. Y en Nueva España, Hernán Cortés, en 1521, fundó y financió la construcción del hoy llamado Hospital de Jesús, que todavía está en pie y funcionando. Después, los españoles construyeron en ese mismo virreinato los hospitales de San Lázaro (1521), dedicado a los leprosos, el de San Juan de Letrán (1540), el Real de Nuestra Señora del Rosario (1562), el de la Caridad del Nombre de Dios (1562), el de la Santa Veracruz (1575), el de Nuestra Señora de Monserrat (1580), el Real de El Nombre de Jesús (1580), el de San Bartolomé (1582), el de San Juan de Dios (1582), y otros. [15] ​ Con la ampliación del Imperio Español por América, también se fue extendiendo la red de hospitales construidos por los españoles en los demás virreinatos;


  • Mención aparte merece la creación de hospitales exclusivos para los indígenas americanos. En efecto, además del acceso que tenían a los hospitales generales, los amerindios disponían de hospitales que la Corona española había ordenado edificar y mantener sólo para ellos. Así, en Lima funcionó el hospital Real de Naturales y en la ciudad de Cuzco, el hospital de San Andrés de los Naturales. En 1531 Vasco de Quiroga, oidor de la Real Audiencia, fundó el hospital de Santa Fe para indios, en las afueras de México, y por instancias de él mismo, en el Real de Minas se fundaron, en Guanajuato, cuatro hospitales destinados también a los amerindios. Las decisiones reales para el establecimiento de los hospitales para los naturales se cumplieron en México, Guatemala, Panamá y Perú; (15 Bis).


  • Ciertas técnicas hidráulicas, conocidas desde las épocas de las dominaciones romana: acueductos y embalses (los acueductos de Segovia y Mérida, el embalse de Proserpina, también en Mérida, etc.), canalizaciones y regadíos (la huerta de Murcia)... A mediados del siglo XVI, a iniciativa del español Fray Francisco de Tembleque, se construyó en Nueva España, cerca de Otumba, el Sistema hidráulico del acueducto del Padre Tembleque, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2015;
  • El molino hidráulico. [16]​ [17]​ El de viento tuvo escasa implantación en el Nuevo Mundo; [18]

[15] «Los cirujanos de hospitales en la Nueva España (siglos XVI y XVII», María Luisa Rodríguez-Sala y otros. 2005. Editado por la Universidad Nacional Autónoma de México. El artículo de esta misma enciclopedia titulado "Hospitales en el Virreinato de Nueva España".

[15 Bis] “La medicina y la higiene en la ciudad”, Ricardo Archila, Catedrático de Historia de la Medicina, Universidad Central de Venezuela, y de la Academia Venezolana de Medicina, Caracas. Artículo insertado en el volumen “Estudios sobre la ciudad Iberoamericana”, coordinados por Francisco de Solano, páginas 660-661. Editado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Madrid, 1983. Segunda edición ampliada. I.S.B.N.: 84-00-05290-0

[16] Satizábal Villegas, A. E. (2004). Molinos de trigo en la Nueva Granada: siglos XVII-XVIII : arquitectura industrial, patrimonio cultural inmueble. Volumen 26 de Sede. Universidad Nacional de Colombia. p. 120. ISBN 9789587014273.

[17] Francisco López de Gómara recoge en su «Historia General de las Indias» (1552) la extrañeza que provocaron inicialmente los molinos en los nativos: “Cuando en Méjico hicieron molino de agua, que antes no lo había, tuvieron gran fiesta los españoles y aun los indios, especialmente las mujeres, que les era de mucho descanso; mas empero un mejicano hizo mucha burla de tal ingenio, diciendo que haría holgazanes a los hombres e iguales, pues no se sabría quien fuese amo ni quien mozo, y hasta dijo que los necios nacían para servir y los sabios para mandar y disfrutar.” Madrid, Ed. Calpe, Tomo II, pp. 437-438.

[18] "América latina y la cultura occidental", por Riccardo Campa, pág. 144, editado en México en 2.007 por la Universidad Nacional Autónoma de México. ISBN 970-32-3661-8

  • El tornillo de Arquímedes;
  • La técnica de los tapices: importantísimas fueron las colecciones de tapices de los reyes Fernando e Isabel;
  • La marroquinería, el repujado, el damasquinado, la esmaltería, la azabachería, la mazonería, la orfebrería, la joyería;
  • La encuadernación de libros;
  • El vidrio. Los primeros talleres de fabricación de vidrio de América se instalaron en Puebla y otras localidades de Nueva España en el siglo XVI [19] ​;
  • La técnica de las vidrieras, que había alcanzado su madurez en la decoración de algunas catedrales góticas de los siglos XIII y XIV (la de León la más destacada);
  • Los anteojos, las gafas;
  • Los espejos de vidrio. En la América prehispánica los espejos eran de piedra pulida o de metal
  • Las técnicas de pintura desarrolladas durante los siglos XIV y XV (pintura al temple, al óleo...). En el siglo XVI la pintura española alcanzó su madurez con pintores como Pedro Berruguete o Sánchez Coello, llegando a sus más altas cotas de perfección en el XVII con Velázquez, Ribera, Murillo o Carreño. Pintores extranjeros como Tiziano, El Greco, Anton van Dashorst Mor («Antonio Moro») o Jooris van der Straaten («Jorge de la Rúa») trabajaron para los reyes y aristócratas españoles durante esos siglos. En Cuzco, México, Quito o Lima la pintura se desarrolló armonizando los estilos importados de Castilla con las influencias indígenas, logrando una síntesis que la diferencia de la pintura europea;
  • La técnica del laminado del oro («pan de oro») para recubrir retablos, también fue exportada a América por los españoles, llegando a su máxima expresión en la Iglesia de la Compañía (Quito).
  • La música occidental llevada por los españoles durante el renacimiento y el barroco, así como los instrumentos musicales necesarios para su interpretación: el violín, el laúd, el arpa, el clave, el clavicordio, el órgano (ya en 1530 los españoles llevaron a México un órgano, procedente de Sevilla), trompetas, atabales, sacabuches, el bajón, flautas, tambores, etc. Mención aparte merece la guitarra española, el instrumento más popular en España, que llegó a América con los primeros barcos del descubrimiento y que, con el tiempo, evolucionó adaptándose al folclore que fue surgiendo en las distintas regiones. Como resultado de esa adaptación se pueden citar variantes como la jarana mexicana, el tiple colombiano, la mejoranera panameña, el tres cubano, el charango peruano-boliviano, el cuatro puertorriqueño, la guitarra criolla argentina, etc.; [19 Bis]

[19] "América latina y la cultura occidental", por Riccardo Campa, pág. 144, editado en México en 2.007 por la Universidad Nacional Autónoma de México. ISBN 970-32-3661-8

[19 Bis] Compositores como Tomás Luis de Victoria (1548-1611), Antonio de Cabezón (1510-1566), Melchor Robledo (1510-1586) o Gutierre Fernández Hidalgo (1553-1620) innovaron la música para órgano y la polifonía, y sus innovaciones llegaron a América al poco tiempo de ser estrenadas en España. “ALTERNATIVA Y SIMBOLISMO EN LOS MAGNÍFICAT DE PROCEDENCIA HISPANA EN EL SIGLO XVI”, por Eva Esteve Roldán. Revista de Musicología, XXXV, 1 (2012). Real Conservatorio Superior de Música de Madrid

  • Las técnicas de entretejido: alfombras, vestidos, terciopelos, brocados... En Alcaraz, se fabricaban desde el siglo x algunas de las mejores alfombras de Europa. Varias de ellas se conservan en el Museo Nacional de Artes Decorativas de Madrid;
  • La técnica del artesonado;
  • Las técnicas urbanísticas: ya Fernando el Católico escribió a Nicolás de Ovando dándole instrucciones de cómo se debían planificar las nuevas ciudades en América. Lo mismo hizo el rey Carlos I. Pero fue Felipe II quien, en sus famosas "Ordenanzas de Poblamiento" de 1573, estableció las normas a seguir:  El diseño urbano utilizado para estos asentamientos habría de ser el reticular, herramienta que permitía dividir geométricamente, y de manera equitativa, el espacio del asentamiento en forma de cuadras trazadas “a cordel y regla”, de norte a sur y de este al oeste.  El pueblo de trazos ortogonales en forma de parrilla o damero, con edificios dentro de cuadrículas, dio paso a la creación de un nuevo mundo en la América española. En menos de un siglo el vasto continente americano estaba motado con pueblos y ciudades, casi todas planificadas en plantas reticulares, con anchas calles que cruzaban en ángulos rectos (aunque en la ordenanza número 116 se especifica que en los sitios calientes las calles sean angostas), extendiéndose de una amplia plaza mayor en donde se ubicaban los principales edificios: Catedral, Cabildo, Gobernación, Aduana, etc. Y reservando parcelas estratégicas para la edificación de hospitales, colegios y conventos. Sin duda, la mayor operación urbanística de la Historia. «La más grande empresa de creación de ciudades llevada a cabo por un pueblo, una nación o un imperio a lo largo de toda la historia fue la desarrollada por España en América a partir de 1492, (…).» Fernando de Terán, 1989. La relevancia de estas ordenanzas es indiscutible, al constituir el marco legal del proceso urbanizador que se dio entre los siglos XVI y XVIII y reflejar la expresión del ideal urbano europeo de la Edad Moderna. El resultado fueron ciudades coloniales consideradas hoy, en muchos casos, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco: Ciudad de Potosí y ciudad histórica de Sucre, en Bolivia; Cartagena de Indias y centro histórico de Santa Cruz de Mompox, en Colombia; ciudad vieja de La Habana y sus fortificaciones, Trinidad, centro histórico de Cienfuegos, centro histórico de Camagüey, en Cuba; Viejo San Juan, en Puerto Rico; centros históricos de Quito y Cuenca, en Ecuador; centros históricos de México, Oaxaca, Puebla, San Miguel de Allende, Guanajuato, Morelia, Zacatecas y Campeche, en México; distrito histórico de Panamá; centros históricos de Cuzco, Lima y Arequipa, en Perú; Antigua Guatemala, en Guatemala; Coro, en Venezuela, y otras muchas ciudades coloniales construidas por los españoles y que hoy son candidatas a figurar en la lista de la Unesco: Salta, en Argentina; Villa de Leyva, en Colombia, etc.;
  • La ingeniería civil: innumerables puentes (puesto que las civilizaciones indoamericanas precolombinas desconocían el arco, tenían que utilizar puentes de cuerdas suspendidos), puertos, canales y calzadas, en cuya construcción se empleó la tecnología europea del siglo XVI: grúas (la de cigüeñal, la de arbolar, la de pisar, la portuaria, la accionada por rueda, la flotante), dragas (la de almeja [existe una maqueta en el Museo Naval del Caribe, en Cartagena de Indias], la de cuchara, la de rastra, la de noria), la máquina de hinca de pilotes, las máquinas de achique, la noria de vejigar, etc. El Camino Real de Tierra Adentro, que comunicaba la Ciudad de México con Santa Fe de Nuevo México (hoy en Estados Unidos), fue una de las obras de ingeniería más importantes de las realizadas por los españoles en América, hasta el punto de haber sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2010;
  • La ingeniería militar, que se plasmó en los fuertes de San Marcos, en La Florida, el de San Carlos de Perote, el de San Felipe de Bacalar, el de San Juan de Ulúa, el recinto fortificado de Campeche, el fuerte de San Diego de Acapulco, todos ellos en México; los castillos de La Punta, de la Fuerza y el de los Tres Reyes del Morro en La Habana; el castillo de San Carlos de la Cabaña, también en Cuba; el castillo del Morro de Santiago de Cuba; la ciudad amurallada de Santo Domingo; las murallas de San Juan de Puerto Rico; el castillo de San Felipe del Morro, también en Puerto Rico; el fuerte de San Lorenzo el Real de Chagres, en Panamá; el castillo San Carlos de la Barra en la boca del lago de Maracaibo, el fuerte de San Felipe y el Fortín Solano en Puerto Cabello; el castillo de Araya y las fortificaciones de Cumaná, en Venezuela; el fuerte de San Felipe de Barajas en Cartagena de Indias, en Colombia; la fortaleza del Real Felipe del Callao, en Perú; el recinto fortificado del castillo de Niebla, en Chile, etc.

El autor delante del monumento a Blas de Lezo en Cartagena de Indias en 2015. Al fondo, el fuerte de San Felipe, escenario de la batalla de 1.741


  • Productos asiáticos que llegaban a Acapulco en el Galeón de Manila después de que Andrés de Urdaneta descubriera el tornaviaje en 1.565 por encargo de Felipe II: manufacturas de seda, los mantones de Manila (casi todos fabricados en China), abanicos, tejidos de algodón (muselinas, jamanes, beatillas, organdíes, etc.), mantas de Iloco (Filipinas), biombos, muebles lacados procedentes de Japón, especias (la canela, que se recolectaba en la isla de Mindanao, seguida de la pimienta —que los portugueses llevaban a Manila desde las Molucas—, el clavo, nuez moscada, jengibre), porcelanas, marfiles, la marquetería, peines de carey, bastones de bambú, pinturas en papel de arroz, el té de China, los botes de té de cobre esmaltado, maderas (la de sibucao, muy apreciada para la tintorería), la cera amarilla, la alcaparrosa, el alcanfor, el estoraque (especie de goma o resina que se utilizaba en la perfumería y la farmacia), el ruibarbo, la cabalonga, etc. Productos comprados con la plata que el Galeón de Manila llevaba a Asia en forma de pesos españoles, los reales de a ocho. [20] ​ Se calcula que, durante dos siglos, el Galeón de Manila llevó a Asia una media de doscientas toneladas anuales de plata española [21]  ​[22]​ [23]​;


[20] María Ruiz Trapero. 2005. ISBN 84-689-3804-1. Páginas 357-377. Artículo: El real de a ocho: su importancia y trascendencia. IV jornadas científicas sobre documentación de Castilla e Indias en el siglo XVI/Coordinado por José María de Francisco Olmos. Universidad Complutense de Madrid


[21] Carlos Martínez-Shaw y Marina Alfonso Mola, La ruta española a China, Ediciones El Viso, 2007, Depósito legal: M-31157-2007, páginas 155-178, ISBN 978-8495241-53-5


[22] Salvador Bernabéu Albert, La aventura de lo imposible. Expediciones marítimas españolas. Lunwerg Editores. 2000. Páginas 101-110. ISBN 84-7782-428-2.

 

[23] David Christian, Mapas del tiempo, editorial Crítica, 2005: "La plata que los españoles se llevaron de América dinamizó el comercio europeo y mundial, y la que no circuló por Europa llegó a la India y luego a China. Le demanda china de plata (potenciada por la devaluación de los billetes y las monedas de cobre, la difusión del comercio en el medio rural y la monetización del sistema tributario) disparó el comercio mundial de la plata." Página 459. ISBN 84-8432-703-5.


Los españoles llevaron de América a Europa, Asia y África:

  • El maíz; la batata
  • La patata; los pimientos;
  • El tabaco;
  • El chocolate: en 1534, en el Monasterio de Piedra, provincia de Zaragoza, se elaboró por primera vez en Europa;
  • El girasol, quinúa, caimito, icaco, el mamey, la guanábana, guayaba, la tuna, tequila y pulque mexicanos.
  • El tomate; el aguacate; el ají; las calabazas;
  • El bálsamo, el guayacán, la jalapa, la quina, ratania;
  • Mandioca o yuca
  • Vainilla; pimienta
  • Zapallo; la cañafístula; el michoacán o ruibarbo de las Indias;
  • Frijoles (Alubias, en España); chirimoya; tapioca; mango;
  • Cacahuete, la piña
  • El pavo
  • El caucho y el látex
  • Árboles maderables como caoba y mangle.
  • Dactylopius coccus (la cochinilla), insecto hemíptero parásito del que se extrae colorante natural para teñir de rojo los vestidos, pintar y dar color a la comida; fue llevado por los españoles a Europa desde el siglo XVI
  • Nuevas palabras como huracán, macana, chicle, etc.
  • En el siglo XVI, Nicolás Monardes Alfaro, médico y botánico sevillano, montó en su finca de Sevilla un jardín botánico con plantas que llegaban de América. Tras estudiarlas, las dio a conocer a los europeos a través de su obra Historia medicinal de las cosas que se traen de nuestras Indias Occidentales, traducida a varios idiomas, y en la que expone las propiedades medicinales de algunas de ellas: Bálsamo de Tolú, coca, jalapa, guayaco, etc. (24)

    Para una ampliación de este capítulo recomiendo el exhaustivo trabajo de José María López Piñero y María Luz López Terrada titulado “La influencia española en la introducción en Europa de las plantas americanas (1493-1623)”, publicado en 1.997 por el INSTITUTO DE ESTUDIOS DOCUMENTALES E HISTÓRICOS SOBRE LA CIENCIA. Universidad de Valencia-CSIC.


[24] Bernard Vincent y Bartolomé Bennassar: “En 1565, 1571 y, por último, en 1574, Nicolás Monardes publicó las tres partes de su Historia medicinal de las cosas que se traen de nuestras Indias occidentales. La edición completa de la obra de este filósofo y médico sevillano era el resultado de muchos años de trabajo, de experimentos que Monardes había realizado cultivando en su huerto de Sevilla plantas procedentes de América, lo que le permitió además describir con precisión numerosas plantas americanas: maíz, piña, zarzaparrilla, coca. Pero Monardes solo fue el más destacado de los médicos que, en España o en las Indias, estudiaron las plantas americanas, la farmacopea indígena y sus efectos: personajes como el doctor Pedrarias de Benavides, Alonso López, cirujano del hospital de San José en México, el doctor Juan de Cárdenas también en México, y fray Agustín de Farfán, religioso agustino de Nueva España, redactaron todos ellos opúsculos que se han conservado hasta nuestros días. La síntesis efectuada por Monardes, en la que Farfán ocupa un lugar destacado, permitió incorporar a la farmacopea española un buen número de hierbas y de plantas indígenas, a la vez que se precisaban sus propiedades: muchos purgantes como la raíz de mechoacán, remedios para heridas como el topotzán; el ololiuhqui, eficaz ungüento contra la gota, y el agave, de numerosas propiedades terapéuticas. La obra de Monardes circuló en ambas direcciones entre las Indias y Europa, ya que las propiedades curativas de las plantas habían sido comprobadas y detalladas en beneficio de ambos mundos.” España. Los Siglos de Oro”, página 259, editorial CRÍTICA, 2000, ISBN: 84-7423-971-0

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